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Trabajos de Rep, Daniel Paz, Carlos Garaycochea, Sendra, Tabaré, Crist y
Maicas, entre muchos otros, animan la exposición convocada por Caloi y
la organización APOC. La idea es alertar sobre la grave situación
sanitaria y ambiental que sufre desde hace años.
Uno de los anfitriones, Caloi, apabullado por un grupo de personas que le pedían con insistencia un dibujo de Clemente, se tomó un tiempo para hablar con Página/12. “No tenemos la intención de generar conciencia porque sería demasiado pretencioso. Simplemente es la posibilidad de instalar un tema sensible donde nos parece que lo más importante es la participación de los dibujantes jóvenes que tienen muy buenas producciones”, remarcó el artista que nació como Carlos Loiseau pero que pronto simplificó su nombre. “Además, queremos que ellos sean los voceros de una preocupación ecológica que es una de las nuevas angustias que nos ha agregado la vida moderna. Así que esta cloaca que nosotros heredamos se la estamos dejando en herencia a los más jóvenes, un poco más podrida que antes”, cerró la idea con un toque de humor, como debe ser.
Antes de ingresar a la sala de exposiciones, la gigantografía de un óleo de Scalerandi, que también acompaña la tapa de los catálogos con una selección de los mejores trabajos realizados, funciona como una invitación más que tentadora: en la ilustración, el pintor Quinquela Martín retrata un puerto repleto de colores vivos que contrasta con el paisaje de fondo. “La idea fue ironizar un poco ese romanticismo y mostrarlo a Quinquela, que para mí es el emblema de los pintores de La Boca, metido en el Riachuelo como lo vemos hoy”, explicó Scalerandi. A su lado, su compañero y amigo, el historietista Gastón Souto, cuenta a Página/12 que en la instancia previa a la producción de sus dibujos tuvo que consultar “documentación e investigar un poco” sobre el tema. “Normalmente uno tiene una visión del problema, pero ahondando y recabando fuentes encontrás un montón de factores que no son muy conocidos”, destacó Souto, una de las cabezas detrás de la revista Lule Le Lele. En su caso, decidió trabajar con dos subtemas: las pésimas condiciones sanitarias en las que se encuentra la población que vive en las cercanías del Riachuelo y que no alcanzan para prevenir los efectos nocivos, y la variedad de desechos químicos que poseen las aguas (“plomo, cobre, zinc, mercurio”, enumeró). “Es lo que les toca, no tienen poder de elección del lugar. La gente está metida en ese problema y es algo que está naturalizado”, se quejó el joven dibujante.
Según datos de Greenpeace, el cauce –el más contaminado de Sudamérica– afecta en forma directa a más de cinco millones de pobladores, de la Ciudad de Buenos Aires y de catorce municipios bonaerenses. El 55 por ciento de esa población carece de redes cloacales y el 30 no cuenta con agua potable. Y sólo el 5 por ciento de los residuos vertidos en la cuenca reciben tratamiento previo. “Es importante tratar de colaborar con la mayor cantidad de herramientas posibles para llegar a la población, porque son problemáticas que nos atañen a todos. El humor tiene eso de poder decir cosas que de otra forma serían difíciles o extremadamente violentas”, entendió Max Aguirre, quien publica la tira “Jim, Jam y el otro” en el diario La Nación. Para la muestra, Aguirre regaló un ingenioso dibujo con tonos blancos y negros: en la escena, el jefe reprende a su empleado por fumar en la oficina principal... de una empresa que escupe humo indiscriminadamente por tres chimeneas gigantes.
Una curiosidad: varios dibujantes jugaron con el tema mutación, como “posible consecuencia” de la severa contaminación. Sergio Langer, Aguirre, Scalerandi y Jorh del suplemento SátiraI12 fueron algunos de los que coincidieron en ese eje. La lista de artistas que participan la completan Daniel Paz, Carlos Garaycochea, Killian, Marito, Peni, Sendra, Tabaré y Wolf/Toul. Muchos de ellos formaron parte de los otros dos ciclos de muestras temáticas que organizó APOC el año pasado y que giraron en torno de la educación vial y de los niños y niñas en situación de calle. “Los artistas con los cuales comparto el espacio tienen en común la decisión o la mirada de autor. Ninguno en su labor como humorista trabaja para la corona. No importa en el medio en el que estén, porque en realidad lo que nos une es la honestidad intelectual con lo que hacemos y pensamos”, consideró Aguirre. Y Caloi coincidió con esa idea: “Los humoristas y los historietistas, en general, responden sensiblemente a las preocupaciones de nuestra sociedad”.
Cuando de medio ambiente se trata, es imposible no pensar en las políticas estatales. Kappel es uno de los que no pueden no relacionar la contaminación con la responsabilidad política. Su dibujo pone en evidencia que no olvidó a la ex secretaria de Medio Ambiente menemista, María Julia Alsogaray, quien allá por 1993 prometió limpiar el Riachuelo en un plazo de mil días. “El humor te brinda una arista distinta, una mirada que te permite acceder a temas que son delicados o difíciles de abordar. Y yo traté de expresar la misma idea que han expresado los dibujantes: cómo el problema del Riachuelo no cambia más”, se indignó Kappel. Hugo Quintana, secretario general de APOC y gestor de la iniciativa, contextualizó el tema: “Está la plata para solucionar el problema y las posibilidades técnicas, pero pasa lo de siempre: políticos desaprensivos y funcionarios inútiles que no dan soluciones. No es una denuncia contra este Gobierno, hace sesenta años que tenemos este problema. Esto se resolvió en 20 países del mundo, desde los europeos hasta Colombia y Brasil. Entonces, es una asignatura pendiente muy fuerte de la política hacia la gente.”
Fuente: Página 12
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